martes, 14 de noviembre de 2023

¿POR QUÉ CIMA?


Este inicio de curso ha sido el de los programas. ¿Por qué? ¿Qué está ocurriendo?... Solo sabemos que el profesorado y los centros conocedores siempre, desde el primer día de septiembre, de la convocatoria de los programas para la innovación educativa, en esta ocasión se encuentran con que no hay noticias al respecto y ningún estamento responsable les facilita la más mínima explicación, hasta que a finales de octubre se filtra un borrador de lo que ha dado en llamarse “CIMA” (Programas para la Innovación y Mejora del Aprendizaje).

¿Qué es CIMA? Para este colectivo es la destrucción de los programas educativos sin sentido aparente. Porque si la intención ha sido ordenar los programas para que los centros elaboren un Proyecto Integral de Actuación, eso se hace de otra forma; partiendo de la realidad y del respeto hacia el trabajo que los centros vienen desarrollando, a las redes que el profesorado ha ido tejiendo; no destruyendo, sino creando, sumando, aunando, consultando, debatiendo. En definitiva, como plantea uno de los objetivos específicos de CIMA, fomentando una cultura de la participación, la reflexión y el análisis compartido.

En nuestro caso, nos vamos a centrar en lo que afecta al programa ALDEA por ser la temática de trabajo de este colectivo, aunque muchas de las consideraciones podrían servir para los demás programas.

El programa de Educación Ambiental Aldea comienza su andadura en 1984, se denominó ALDEA (haciendo alusión al concepto de “Aldea Global de McLuhan”) y se consolida como programa marco de educación ambiental en 1992. Es el programa más antiguo del sistema educativo andaluz. Ha sido referente en el ámbito nacional e internacional y ha significado una progresión en el alcance de los proyectos educativos de educación ambiental en los centros, pasando por modelos de naturaleza y grado de compromiso diferentes. Se ha ido enriqueciendo año tras año con el trabajo del profesorado y de las comunidades educativas y, muy especialmente, ha sabido adaptarse, en cada momento, a los nuevos retos ambientales.

Desde El Libro Blanco de la Educación Ambiental en España (1999) que establece como objetivo marco garantizar la presencia real en el sistema educativo de un modelo de educación ambiental integrado, global y permanente, pasando por la Estrategia Andaluza de Educación Ambiental (2004) que pone especial énfasis en conseguir una mayor ambientalización del currículum y de la vida del centro y su gestión, hasta llegar al Plan de Acción de Educación Ambiental para la Sostenibilidad (2021-2025) que recoge como uno de sus ejes operativos la Integración de la sostenibilidad en el sistema educativo y formativo.

Precisamente el programa ALDEA ha sido permeable a cada una de esas recomendaciones hasta consolidarse como el programa que ha ayudado a los centros educativos a integrar la Educación Ambiental en sus Proyectos Educativos. Un programa estructurado, con una metodología, con un material didáctico y con una formación específicas. Un programa que ha permitido a cada centro abordar la Educación Ambiental en función de su punto de partida, de sus características y necesidades; desde trabajar una o varias temáticas hasta desarrollar un proyecto integral de educación ambiental. Todo ello ha hecho que ocupe un lugar relevante en la labor educativa que se desarrolla en muchos centros andaluces.

La LOMLOE recoge entre los principios del sistema educativo la educación para la transición ecológica con criterios de justicia social como contribución a la sostenibilidad ambiental, social y económica, es decir, una Educación Ambiental desde la perspectiva ecosocial que ha sido siempre la finalidad del programa ALDEA.

¿Qué hace CIMA? CIMA ha desmembrado el programa ALDEA, lo ha hecho girones, lo ha desposeído de su estructura lógica, que permitía a los centros moverse por los diferentes temáticas que convergen en la crisis ambiental y los graves problemas ecológicos del planeta, desembocando en el estado de emergencia climática en el que vivimos.

La situación se agrava aún más en el caso de Ecoescuelas, cuando se exige que un centro para pertenecer a la Red, primero debe ser CIMA y además seleccionar una de las líneas de actuación del ámbito del conocimiento que han denominado Aldea, Educación Ambiental para la sostenibilidad. Es algo tan contradictorio que nos lleva a creer que no se sabe muy bien lo que es una Ecoescuela.

“Una Ecoescuela es un centro educativo en el que se desarrolla un proceso de mejora ambiental, mediante la investigación a través de una auditoría y posterior corrección de las deficiencias detectadas, que implica asimismo una mejora en la práctica educativa. Por su propia metodología, este programa favorece la convivencia, la formación global para el ejercicio de la ciudadanía, la calidad y la investigación educativa, el intercambio de experiencias, la igualdad de género y el desarrollo de una cultura científica”.

¿Y esto no recoge todas las características que subyacen en lo que ha dado en llamarse centros CIMA? ¿Estos profesores y profesoras no son innovadores?

¿Qué va a pasar con esta Red de centros que ha hecho del compromiso con el medio ambiente su seña de identidad?

Y otra picaresca implícita en la Resolución y su correspondiente Dossier, si no eres centro CIMA no tienes posibilidad de optar a muchos recursos. Da igual que tu centro sea un referente en Educación Ambiental o en cualquier otra temática, si no eres CIMA no puedes optar.

Por todo lo expuesto, entendemos y apoyamos a los centros que no desean participar en CIMA y nos ofrecemos a facilitarles material didáctico para que puedan seguir desarrollando ALDEA. Hay muchos docentes comprometidos que seguirán trabajando sin el apoyo de la administración educativa.

Sólo nos queda finalizar con una reflexión del II Congreso Jaén Educa (noviembre 2023) “La innovación debe partir de la creatividad, de la necesidad y del contagio. Debe ser horizontal y no partir de la rigidez y burocracia que nos venden las administraciones educativas”.

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ESCUELAS ANDALUZAS POR EL CLIMA